Soltar la cabra

En plena transición, allá por la prehistoria de los 70 en la facultad, era muy frecuente convocar una asamblea para debatir sobre casi cualquier cosa. Debatíamos como si nos fuera la vida en ello, con el empuje y vehemencia que nos daba la época y nuestra juventud. Las cosas discurrian, farragosamente pero se avanzaba, hasta que indefectiblemente llegaba el tocahuevos de turno y metía en el debate alguna cuestión, a ser posible con gran carga emocional, que no tenía nada que ver con la convocatoria, pero que tenía siempre el éxito de encender y acalorar los ánimos y hacer que aquello desbarrara.

"Ya soltó la cabra" solía decir mi amigo Jacinto, que era y es, muy de pueblo. Agarrábamos la trenca y nos largábamos a tomar una caña, porque ya sabíamos el final.

Preparaos, porque aunque la táctica ya huele, mucho me temo que en esta lenta agonía en la que estamos, vamos a ver soltar más de una "cabra" de la mano de algún que otro cabrito listo. Todo menos hablar de lo que de verdad importa. !Que viene la cabra! A bailar al son que toque.  Avisados quedáis.