Watts question
Este país no tiene remedio. Aquí todo es cuestión de decibelios. Se coge un tema de importancia capital para el común de los mortales, como los toros mismamente y ala, a hacer ruido. Nada de argumentos y racionamientos, watios y watios. Mi amigo Mariano (el filósofo), que ya está hasta el rabillo de la boina de tanta charlotada, opina que si empezamos a prohibir lo que no nos gusta, apañados vamos. Puestos a prohibir se podrían prohibir los cuernos también, que a él, aún le escuece la frente de cuando su Juana se la pegó con un serrano buen mozo. Eso si que duele y es sufrimiento innecesario, barbaro y primitivo.
Mariano, que mientras está con las ovejas, le da tiempo de leer de todo, dice que como cuando eramos una colonia romana nada, que hasta les dimos los dos emperadores más importantes que tuvieron (Trajano y Adriano). Él, que estuvo cinco años en Alemania (que es un país serio, no como éste), está convencido que esto se arregla pidiendo formalmente entrar en la República Federal Alemana como un land más. Total ya estamos haciendo lo que nos imponen ellos. A cambio, a lo mejor nos mandaban a un Gobernador sensato que mandase al paro a tanto políticastro chiribaina. Que le vayan los nacionalistas con tanta tontería a la Canciller, ¡je!, menuda es la fräulein y con el tiempo, seguro tenemos un Canciller español en Berlín. Porque aquí puestos, menos españoles, podemos ser más fenicio que uno de Tiro, más romanos que los del Trestevere, más alemanes que Adenauer o más musulmán que un hijo de Mahoma. Si hasta nos montamos un Califato independiente y todo.