Helianto, la flor que se enamoró del sol
Clitia, era una bella ninfa de agua, hija del rey Órcamo y de Tetis, diosa del mar. Se enamoró perdidamente de Helios a quien seguía en secreto todos los días desde que salía de su palacio por las mañanas hasta que llegaba al oeste por la tarde. Helios sedujo a Leucótoe, hermana de Clitia y esta celosa se lo contó a su padre. Órcamo furioso encerró a Leucótoe en una cueva hasta su muerte. Al enterarse Helios de la traición, despreció a Clitia, la cual consumió su vida viendo pasar a Helios, hasta que los dioses apiadados por su amor, la transformaron en helianto, helitropo o girasol.