De aquí a la eternidad
Buscar en este blog
Archivo
-
►
2014
(23)
- ► noviembre 2014 (6)
- ► marzo 2014 (3)
- ► febrero 2014 (5)
-
►
2013
(40)
- ► octubre 2013 (5)
- ► septiembre 2013 (11)
- ► agosto 2013 (5)
- ► julio 2013 (1)
- ► junio 2013 (2)
- ► abril 2013 (13)
- ► enero 2013 (1)
-
►
2012
(66)
- ► diciembre 2012 (5)
- ► noviembre 2012 (9)
- ► octubre 2012 (1)
- ► septiembre 2012 (2)
- ► agosto 2012 (4)
- ► julio 2012 (15)
- ► junio 2012 (5)
- ► abril 2012 (6)
- ► marzo 2012 (7)
- ► febrero 2012 (2)
- ► enero 2012 (9)
-
►
2011
(202)
- ► diciembre 2011 (1)
- ► octubre 2011 (7)
- ► septiembre 2011 (16)
- ► agosto 2011 (15)
- ► julio 2011 (25)
- ► junio 2011 (16)
- ► abril 2011 (25)
- ► marzo 2011 (24)
- ► febrero 2011 (21)
- ► enero 2011 (25)
-
▼
2010
(296)
- ► diciembre 2010 (5)
-
▼
noviembre 2010
(35)
- ¡Hola!, mi nombre es Kiko y soy hombre
- Degradación
- Fragmentos de una realidad discontinua X
- Fragmentos de una realidad discontinua IX
- Fragmentos de una realidad discontinua VIII
- Fragmentos de una realidad discontinua VII
- Fragmentos de una realidad discontinua VI
- Fragmentos de una realidad discontinua V
- Fragmentos de una realidad discontinua IV
- Fragmentos de una realidad discontinua III
- Fragmentos de una realidad discontinua II
- Fragmentos de una realidad discontinua I
- La orilla
- El humo me mata
- La pequeña fabrica de sueños
- Bailando bajo la lluvia
- El jinete
- La puerta
- La Torre
- Calle
- El señor de los cielos
- Sangre española
- El paseo
- Retrato con humo
- Mirada diagonal
- Plaza Mayor
- En el corazón del bosque
- La charca
- Diseñado para el descanso
- De aquí a la eternidad
- La acera
- Carta de otoño
- Juegos de agua
- ¡Penitenciagite!
- La materia de los blogs
- ► octubre 2010 (24)
- ► septiembre 2010 (19)
- ► agosto 2010 (20)
- ► julio 2010 (11)
- ► junio 2010 (20)
- ► abril 2010 (31)
- ► marzo 2010 (40)
- ► febrero 2010 (29)
- ► enero 2010 (32)
-
►
2009
(350)
- ► diciembre 2009 (31)
- ► noviembre 2009 (33)
- ► octubre 2009 (26)
- ► septiembre 2009 (35)
- ► agosto 2009 (9)
- ► julio 2009 (26)
- ► junio 2009 (27)
- ► abril 2009 (45)
- ► marzo 2009 (32)
- ► febrero 2009 (37)
- ► enero 2009 (15)
-
►
2008
(39)
- ► diciembre 2008 (26)
- ► noviembre 2008 (13)
6 comentarios:
La playa, las nubes... y la silla solitaria ahí, como demostrando que los humanos seguimos sobre el planeta.
Un abrazo.
el cielo es imponente, pero mi vista viaja hacia la silla vacía. me encanta
Tan sugerente, casi onírica... muy buena, me gusta muchísimo. Me da alegría ver gente corriente que tiene estas cosas adentro.
Un abrazo, Alex.
No se si comentar, lo mismo me la borras ;-P
Ya sabes lo que opino, pero está bien a pesar como dije de la arriesgada composición.
Magnifica fotografía en que la inmensidad de la playa es una prolongación de la inmensidad del mar, que parece finaliza en el muro del campo.
Te sigo.
Impresionante han quedado esas nubes y la playa parece infinita!
BEsos
Publicar un comentario