Que viene la apisonadora

Ajustes, recortes, productividad, trabajar más, cobrar menos. Nos quieren engañar como chinos. Parece que lo que pretenden algunos es que trabajemos de sol a sol por un cuenco de arroz. El amigo Mariano (filósofo que en los ratos libres es pastor) y yo, hemos estudiado tranquilamente el asunto y dice Mariano que es al revés. ¿Trabajar el abuelo para pagar el paro del nieto? ¡coño!. Para qué tanto trabajar algunos, ¿para llenar las consultas de los pisiquiatras esos, o la planta de cardiologia del hospital? O fabricar cosas que como no encontremos vida en esos planetas, no se donde vamos a colocarlas. No hombre, el trabajo es una maldita maldición y un cuento chino, que hasta el señor Dios después de una peonada de seis días no ha vuelto a pegar palo al agua, solo hay que ver lo abandonados que nos tiene. Además debe embrutecer muchísimo, que fíjate lo cortitos que somos los currantes y lo listos que son los que están todo el día cavilando para no doblarla. Lo que hay que hacer es repartir el poquito que hay y el mucho menos que habrá. Lo que no puede ser es que los pocos que trabajan, trabajen cada vez más para pagarle al paro a más gente. No señor, hay que repartir, que si no, unos se hartan y otros no lo prueban y eso no puede ser. Además hay que subir el sueldo por trabajar menos, por no producir tanto, como hacen con los agricultores para que no siembren. Con más perras y mucho tiempo libre, pues se hace más gasto y se piensa y dice Mariano que eso es bueno para todos. Que el ha visto en un documental de esos de la 2, que los indios de la selva trabajan lo justito para cazar el mono de la cena y ya está, el resto del tiempo, a disfrutar y así llevan miles de años tan ricamente.

¿Que esto es una locura? ¿Qué es imposible? ¡Que va hombre!. Nosotros, que nos gusta fumarnos un cigarrito contemplando el paisaje de esta tierra, nos hemos fijado en la dehesa que es un sistema que mejora a la mismísima madre naturaleza y nos ha venido la inspiración. ACLARAR, hay que aclarar. Tu coges un monte lleno de alimañas y empiezas a quitar arbustos, arbustillos, trepadoras, plantas parásitas y demás malas hierbas y no veas la cantidad de bichos que dá de comer la dehesa. Vacas, ovejas, cerdos y todos bien alimentados. Hasta las grullas que vienen del norte en invierno hechas una birria, se van que da gusto de verlas, tan lustrosas. Y ademas de ser uno de los sistemas más productivos, es absolutamente sostenible, pero claro hay que desbrozar el monte. Que el ha visto que el águila el lobo o el lince viven en el monte pero comen en la dehesa. Pues eso mismo hay que hacer con este lio de la economia y tanto listo, hay que hacer una buena limpia, un buen aclareo de malas hierbas.

Todo esto lo tiene muy bien puestecito el amigo Mariano en su libretilla de muelles y antes de hacer lo fácil para contentar a no se que señor mercado y de pasar la apisonadora, habría que escucharle y pensar un poco, digo yo. Porque no nos engañemos, al lobo no lo contentas, en cuanto huele sangre no se harta nunca.

El derecho a la pereza, Paul Lafargue - 1848