viernes, 23 de abril de 2010

El fotógrafo, el pintor y el cine

Encerrados en si mismos


Confieso mi escasa cultura fotográfica. Mi educación visual proviene de la pintura y sobre todo del cine. Soy producto de los programas dobles y pienso que a algunos de los mejores fotógrafos de la historia habría que buscarlos allí.
El pintor Edward Hopper nació en Nyack, Nueva York, en 1882, un año después que Picasso, pero su obra artística no tiene nada que ver con el revolucionario pintor andaluz. Se le conoce como el pintor del espacio, de la luz y de la soledad. Su pintura muestra un paisaje típicamente estadounidense formado por motivos urbanos, gasolineras, moteles, bares, trenes..., en los que puede intuirse la melancolía, la soledad que caracteriza, según Hopper, al individuo de la modernidad: el lado oscuro, el drama individual y cotidiano. Lo fascinante la la pintura de Hopper es que está en las antípodas del instante decisivo de Cartier Bressón. En las imágenes de Hopper, en apariencia nunca pasa nada, la acción ya ha pasado o va a pasar y sin embargo nos propone un instante que forma parte de una realidad que fluye de manera contínua, en la que el tiempo tiene un papel fundamental. Los personajes y objetos inanimados parece cobrar vida en un mundo atemporal o de tiempo detenido y consiguen contarnos una historia en una sola imágen. Su técnica se caracteriza por la composición geométrica y el uso del espacio. Colores casi planos y una luz muy contrastada, despiadada casi siempre, que satura los colores. Pero la importancia de Hopper no radica en su rompimiento con las normas estéticas o la búsqueda de nuevas técnicas pictóricas, sino en que puso de manifiesto que las imágenes que creamos parten inequívocamente de la realidad de las cosas que nos rodean y, sin embargo, son expresión de un mundo personal e íntimo, por eso su aportación es tan importante para los creadores de imágenes. Esta representación de la realidad viene determinada porque queda reducida a sus elementos esenciales, característicos, prescindiendo de todo lo superfluo.
Hopper vivió la Gran Depresión de 1929 y nos deja un mundo con muchas similitudes con el actual. En la obra de Hopper se deja entrever el desasosiego que produce la profunda soledad, las inclinaciones autodestructivas que yacen debajo del optimismo infantiloide de la sociedad actual, la tensión que subyace bajo la aparente calma de lo cotidiano y la decrepitud de un sistema que no responde a las necesidades del individuo. El pesimismo postmoderno, el pensamiento único ha decretado la muerte de toda tentación de cambio social, de la idea misma de progreso. Ha creado a los náufragos perdidos del sueño capitalista, al hombre sin atributos, el ciudadano sin sueños, el ser humano sin horizontes, condenado al tedio infinito o al entretenimiento infantil.

HOPPER Y EL CINE
Aunque no conozcamos a Hopper, al contemplar sus cuadros la primera vez, tenemos la impresión de haberlos visto en alguna parte. Forman parte de nuestra iconografía visual. Evidentemente la obra de alguien así no podía pasar desapercibida para el cine. Desde Alfred Hitchcock hasta David Lynch, es posible identificar conceptos visuales, soluciones referidas a la iluminación y el encuadre o “atmósferas psicológicas” que de manera inequívoca han sido sugeridas por este pintor. Esas influencias son claramente identificables en películas como 39 escalones (1935), La sombra de una duda (1943), La ventana indiscreta (1954), Vértigo (1958) o Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock; La noche del cazador (1955) de Charles Laughton; Matar a un ruiseñor (1962) y Verano del 42 (1971) de Robert Mulligan; Malas tierras (1973) y Días del cielo (1978) de Terrence Malick; A quemarropa (1967) de John Boorman; Alicia ya no vive aquí (1974) de Martin Scorsese o Dinero caído del cielo (1981) de Herbert Ross. También directores no norteamericanos han sido influidos de manera muy visible por Hooper; en este sentido debe destacarse especialmente al cineasta alemán Win Wenders, con películas como El amigo americano (1977), París, Texas (1984), El final de la violencia (1997) y Don't come knocking (2005).
El Eclipse de Michelangelo Antonioni (1962); Llueve sobre mi corazón de Francis Ford Coppola (1969); La última película de Peter Bogdanovich (1971); Dinero caído del cielo de Herbert Ross (1981); Bagdad Café de Percy Adlon (1987) y de forma especial, las películas de Todd Haynes: Safe (1995) y Lejos del cielo (2002).
La influencia de Hooper en el cine se ha mantenido hasta nuestros días y además sobre directores muy significativos, como es el caso de David Lynch, en films como Terciopelo azul (1986), Una historia verdadera (1999) y Mulholland Drive (2001), Robert Altman en Vidas cruzadas (1993) o Sam Mendes en Camino a la perdición (2002).

Os invito a contemplar un PASE PRIVADO de su obra y os propongo un juego: decidme ¿Cuantas películas os vienen a la memoria? En los Cick hay algunas pistas. Buen fin de semana


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6 comentarios:

Álvaro 23 de abril de 2010, 23:56  

Una entrada magnífica. Vaya películas mencionas: Una historia verdadera, Matar a un riseñor, Vértigo...El cine y la fotografía, qué combinación.
Saludos.

the dear Zé 24 de abril de 2010, 3:11  

Compadre, confesso que quanto mais te conheço mais descubro coisas em comum. Também devo mais ao cinema do que à fotografia. E à literatura. Mas é o cinema que me eleva e nele que me encontro. E te encontro.
Post de luxo (ainda por cima com clikes) com a memória do cinema e das películas que nos marcaram e que ainda hoje são marcos. Tão bons que não envelhecem. Como a Hopper.

E agora, tão depressa não saio daqui, até que ao The End do último clik.

Abrazo

Carol Guerra Hidalgo 24 de abril de 2010, 12:08  

Que pelis mas chulas Kiko, confieso que las he visto, que buenas. La foto me gusta muy bien traida al tema. La verdad que yo no tengo ni idea de fotográfia, solo se que me gusta muchisimo pero yo tambien me he fijado en esto que tu nos comentas. BESOS AMIGO

Montse. 24 de abril de 2010, 16:59  

Como tu, soy aficionada al fotografía, mis fotos no serán buenas, pero reflejan lo que mis ojos ven y quiero compartir. Las pelis que mencionas, todas muy buenas, la mayoria las he visto.

Anónimo 24 de abril de 2010, 21:52  

FELICIDADES Kiko.
Te visito cada día, he dicho bien, cada dia (todos) nunca opino pero hoy permíteme opinar:
F A N T A S T I C O - - G E N I A L
Un saludo. Espero que continúes sorprendiéndonos a todos, o al menos a mí. Gracias

alfonso 29 de abril de 2010, 23:11  


Esto es un verdadero lujo. Primero, tu impecable, como siempre, fotografía.
Después, los 56 cuadros de Hoper, uno de los grandes americanos,tal vez mi favorito.
Por último, Tina. Siempre Tina.
Lo dicho. Un lujo de post. Felicidades.

Saludos

CristalRasgado & LaMiradaAusente
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