El mensajero
Los romanos fueron un pueblo muy brutus, pero dotado de un eminente espíritu práctico. Lo mismo pasaban a cuchillo todo un pueblo, que te tiraban a los leones sin pestañear. Pero cuando un general romano volvia a casa después de una larga campaña contra Asterix y Obelix, por ejemplo, dejaba las tropas aparcadas a las puertas de Roma y enviaba dos mensajeros anunciando su inminente llegada. Uno al Senado por imperativo legal y el otro a su señora esposa para evitar sorpresas desagradables.
El invierno en estas tierras llega así civilizadamente, nunca sin avisar, anunciado a voz en grito por el trompeteo de las grullas. Es hora de sembrar la mies, recoger los aperos, guardar la leña y preparar al cerdo para el bendito sacrifício de la matanza. ¿Quién demonios inventaría la maldita melancolía?
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5 comentarios:
mmm hoy parece que te has despertado muy reflexivo! Me parece que lo voy a meditar también! saludos!
Creo que sin saberlo, lo llevamos tod@s dentro.
Me fascinan el texto y la foto, y acá haces algo que me paree vital en los blogs donde hay ambos, texto y fotografías: ni la foto explica el texto, ni el texto a la foto, pero se potencian porque comparten un tema, un filo. Lo decís vos mismo, es la melancolía... felicitaciones por el despliegue de inteligencia.
Un saludo, Alexander DeLarge, o simplemente, Alex.
PD: te invito a pasar por mi blog, con el que recién empiezo: www.laseriederamona.blogspot.com. Gracias desde ya!
Me encanta el tono plateado del arroyo. Un procesado magistral, como siempre. Saludos.
perfecta!!!! la vida volando sobre el páramo
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