Tiempo de olivos - Epílogo

El mundo del olivo da para mucho. Podríamos hablar de que España es la primera productora mundial de aceite y sin embargo son otros los que controlan el mercado, de la riquísima y variada gastronomía ligada a este líquido, de sus incontables propiedades dieteticas y medicinales, del folclore y cultura asociada a su cultivo y a la recogida de la aceituna, de su papel en la literatura o en la poesía o en la pintura, podríamos...  pero por hoy la peonada llega a su fin. Como llega a su fin el tiempo y la cultura del olivo tal como se ha entendido durante cinco mil años en el Mediterráneo. Hoy se imponen nuevas técnicas y el olivo acabará convertido en un cultivo industrial. Ya se plantan granjas de olivos, con el árbol estabulado y sometido a la presión de la producción como las gallinas de granja. Vivimos inmersos en un sistema perverso que exige producir, producir y producir a costa de atiborrar al árbol y la tierra de herbicidas, plaguicidas, abonos químicos, hormonas y toda clase de aberraciones. Y todo para producir cada vez más para ganar lo mismo o menos, sin que ello repercuta apenas en el precio final del producto que pagamos los consumidores. La producción mundial de aceite de oliva es muy escasa y muy delimitada geográficamente, sus propiedades de todo tipo están más que acreditadas. Los pequeños no podrán hacer frente a las fuertes inversiones necesarias y desapareceran y con ellos toda una filosofía de vida milenaria. El campo agoniza, ¡vaya tiempos!

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